lunes, 13 de febrero de 2017

Restaurante Mayorazgo de León (Santa Colomba de Curueño-León)

¡Feliz nueva semana a todo el mundo! Este fin de semana, durante un viaje exprés a la provincia de León, he podido ser testigo y afortunado catador/comensal/huésped de un pequeño restaurante situado en una bonita población leonesa llamada Santa Colomba de Curueño. El restaurante en cuestión se llama "Mayorazgo de León", y no puede haber duda alguna que de verdad eleva el nombre de León y de su gastronomía a cotas muy altas.
Pocas veces tiene una persona oportunidad de poder disfrutar de una comida que aúne con tanto acierto y tanto respeto el producto de la tierra con una cocina tradicional renovada con técnicas y combinaciones frescas y sorprendentes, de un buen gusto y un acierto exquisitos y con un cariño y devoción tras los platos que se transmite en cada bocado.



La fachada está bastante más bonita que como se aprecia en las fotos, más luminosa y con una rotulación más grande, pero no me dí cuenta de sacar una foto de ella. Podéis ver más fotos e información en su página web: Restaurante "Mayorazgo de León". Obligado ir con reserva previa para que el Chef nos pueda preparar todas las elaboraciones.
Además del buen hacer en la cocina podréis tener la suerte de conocer a dos grandes personas como son Gonzalo y Jesús, Chef y Jefe de Sala, padre e hijo, que os harán sentir como en casa propia o incluso mejor si cabe. La pasión por la cocina que Gonzalo transmite con sus explicaciones del menú que va a servir o el proceso de creación o transformación de alguno de los platos hace que antes de sentarse uno a la mesa los jugos gástricos se pongan en funcionamiento ante la previsión de lo que se va a degustar. Así mismo acompaña cada plato en concreto durante la comida con una explicación detallada, ofreciendose incluso a explicar cada receta a quien lo requiera.
De entrada, el lugar en sí es tan discreto y humilde que hace que su nivel culinario destaque aún más por no ser lo que podrías esperar al entrar a un local con esas características.

Comenzamos pues la gratificante experiencia tras las explicaciones del Chef Gonzalo sobre el menú:


La forma de abrir las papilas gustativas y el olfato por parte de Gonzalo es un bocado de "Aire de Naranja", sutil a la par que fresco y original, ya que normalmente el uso que se les suele dar a estos aires o espumas es casi meramente decorativo y suele pasar bastante desapercibido, al ser eclipsado por el resto de componentes del plato. En esta ocasión toma más protagonismo y hace que el comensal aprecie de verdad lo que es una espuma o aire y comprenda que tiene un papel marcado como tal.
Si alguien, a la vista de este comienzo piensa "vaya, ya estamos con la cocina modernilla y minimalista, a pasar hambre toca" que se lo quite de la cabeza, ya que nada más lejos de la realidad. El menú que nos plantea Gonzalo es un "crescendo" en el que cada plato es más complejo y abundante que el anterior, logrando que los comensales acaben bien saciados y felices... Y LO CONSIGUE.


Seguimos con el primero de los entrantes llamado "Puntas de Pollo", consistente en bocados generosos de contramuslo de pollo deshuesado con una cubierta de patata sobre una emulsión de pimiento asado. La carne jugosa y suave, el exterior crujiente y agradable y la emulsión realmente exquisita (y algo a reproducir en casa en cuanto pueda, jejeje). El plato de la foto fué para cuatro personas, por lo que ya entramos en 3 bocados por persona, que es buena ración.


Echando mano a los buenos productos de la tierra leonesa consigue Gonzalo que sigamos disfrutando con unos "Rollitos de Cecina de León con Mango y Queso de Santa Colomba de Curueño". El toque fresco y dulce del mango y el salado del rico queso envuelto con la cecina más sabrosa y tierna que he probado evocan el concepto de "melón con jamón", pero a un nivel muy superior. Como veis, de nuevo varios bocados por persona, así que de pasar hambre nada.


Llegamos al verdadero summum del menú, con un plato que nos sorprendió y agradó a un nivel bestial. Un verdadero placer para los sentidos que casi acabó de llenar nuestros estómagos, todo lo de después fué pura gula. Se trata de un "Mazapán de Morcilla con Pera confitada" en el que la combinación de sabores está muy bien ideada, su textura es muy agradable y los acabados con los crujientes tan sutiles y tan acertados hacen de éste plato toda una obra de arte de la creación culinaria de la mano del Chef Gonzalo. Un bizcocho esponjoso y con la humedad justa que transmite un sabor nada agresivo de morcilla de León, que está coronado con trozos de pera confitada (la cual nos explicó Gonzalo que se lleva a ebullición y se enfría ¡hasta 10 veces!, consiguiendo una textura y aroma impresionantes). Rematado todo ello con unas gotas de reducción de vino Sansón (muy parecido a la quina). Estoy deseando poder volver a probarlo.


¿Qué decís? ¿Que aún os queda hambre? ¡¡Tragones!!Pues con este plato ya rematamos la faena, tanto que sólo pudimos con la mitad (no por que estuviera malo, al contrario, sino porque era imposible meter más comida al cuerpo), ofreciéndonos Gonzalo y Jesús gentilmente el resto en cómodos tuppers de los que dimos buena cuenta en la cena. "Tortilla Pastora (o Campera, no estoy seguro) en hojaldre". Es una tortilla sobre una base de hojaldre ligero que está acabada al horno, recordando a un quiché, pero mucho más suave y esponjosa. Un sorprendente acierto el sustituir la patata por manzana, consiguiendo una textura muy suave. Coronado todo ello con unas lonchas de jamón leonés ahumado tremendamente rico.


Llegamos sin hambre al postre, todo un placer para los amantes del chocolate. Gonzalo dice que "se come todo menos el plato", y en efecto así es. Chocolate trufado con polvo de oro, bombones de chocolate blanco (menos dulzones de lo que suele ser habitual en este tipo de chocolate, cosa que es de agradecer), miel de León, frutos rojos, cristales de azúcar de varios colores y figuras de caramelo crujiente que le daban al plato vida propia. Nos costó, pero pudimos con ello, jejejeje. Un gran acierto el experimento "sobre la marcha" (en el que ves a Gonzalo con los ojos brillantes mientras escuchas el ronroneo de la maquinaria en su cabeza preparando la siguiente variación de la receta), de echar un poco de orujo de hierbas (tan típico de la montaña leonesa) para combinarlo con los bombones de chocolate blanco.

Acabando la comida, el rito de encender una vela pidiendo cada comensal un deseo, con la promesa de dejar que se consumiera y apagara sola, ya que está más que comprobado por experiencia propia de Gonzalo que se cumplirá. (¡Eso espero!)

Un diez en la comida, y un mil en el trato. Espero volver no tardando mucho, y espero que el arte del Chef Gonzalo en la cocina y en la vida se alargue por muchos, muchos años y que su forma de ver la cocina en general y la leonesa en particular sea imitada cada vez más. Simplemente gracias por darnos unas horas de felicidad comiendo en su casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario