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domingo, 13 de mayo de 2018

Pastela Marroquí Tradicional

Hoy nos vamos de nuevo al norte de África para realizar un plato rico en matices y aromas por su profusión de especias: la Pastela Marroquí.



Se trata de una especie de empanada con tres rellenos diferenciados por capas y envuelta con pasta brick pintada con mantequilla en cada una de sus capas para lograr una multicapa crujiente y sabrosa.
He intentado ser fiel a la receta original a base de investigar diferentes recetas y con ayuda de algún consejo brindado por un amigo marroquí que me ha dado algún truquillo de cómo la cocina su madre desde siempre, espero no haberme desviado de la forma más tradicional posible.

En la zona de este amigo se cocina la Pastela de pescado y marisco, ya que es de una ciudad pesquera junto al mar, Safí, también muy conocida por la calidad de su alfarería. Doy fe, ya que mi horno tahín es de allí y es de primera... Yo voy a elaborarla de carne, concretamente de pollo, ya que por lo que he visto es la más extendida.

Ingredientes para 8 personas:

  • 2 cuartos traseros de pollo (4 muslos con sus contramuslos). Se puede hacer también con un pollo completo si se desea, pero estas piezas son más jugosas.
  • 3 cebollas.
  • Medio vaso de aceite de oliva.
  • Especias para el guiso de pollo:
    • 1 cucharadita de Ras El Hanout (mezcla de especias que encontraréis con facilidad en una tienda Halal).
    • 1 cucharadita de jengibre en polvo.
    • 1 cucharadita de pimienta negra molida.
    • 1 cucharadita de cúrcuma.
    • 1 ramita de canela.
    • 1 manojo de perejil fresco.
    • 1 manojo de cilantro fresco.
    • 1 cucharadita de sal.
  • Media cucharadita de canela en polvo para juntar con el pollo desmigado.
  • 200 gramos de almendras crudas.
  • 100 gramos de azúcar glacé.
  • 1 o 2 cucharadas de agua de azahar.
  • 5 huevos cocidos.
  • 15 hojas de pasta brick.
  • 100 gramos de mantequilla derretida para untar la pasta brick.
  • 1 yema de huevo batida para cerrar la pastela.

Elaboración:
  • Comenzamos por preparar los tres rellenos, y primero haremos el pollo guisado, ya que luego se deberá enfriar para poder desmigarlo y mientras tanto podremos elaborar los otros dos rellenos. Separamos los cuartos de pollo en muslo y contramuslo, retiramos la piel y los lavamos bien con agua fría (en todos los platos marroquís que he visto siempre se lava bien el pollo y se cocina sin piel). En una olla ponemos el aceite de oliva, las cebollas picadas, las especias, el perejil y el cilantro picados y el pollo limpio y troceado. Removemos bien y ponemos a fuego fuerte.



  • Tapamos la olla (sin cerrarla aún) y dejamos que se rehogue unos 4-5 minutos. Pasado este tiempo, añadimos medio vaso de agua y cerramos la olla (yo había añadido medio litro de agua, pero fue excesivo como veréis en las fotos). Cuando empiece a salir presión bajamos el fuego al mínimo y dejamos que se cocine unos 45 minutos. Yo uso olla exprés de las de toda la vida, si usáis una olla rápida con unos 20 minutos valdría. Pasado este tiempo, con mucho cuidado (ya que se desmigará) y con ayuda de unas pinzas sacaremos los trozos del pollo y dejaremos escurrir y enfriar sobre un escurrepastas o colador. Tendremos mucho cuidado de que no quede ningún hueso o cartílago en la salsa que queda en la olla.


  • Mientras se enfría el pollo iremos preparando el siguiente relleno: De la salsa sobrante de la olla retiramos los restos de la rama de canela y miramos bien que no haya huesos o cartílagos del pollo que hayan podido desprenderse. Ponemos a fuego vivo y añadimos 3 cucharadas de miel. Trituramos los huevos cocidos y los añadimos también mientras removemos. Dejamos que reduzca sin dejar de remover con una cuchara de madera hasta obtener una pasta sin salsa (Como yo había echado demasiada agua he tenido que escurrir el sobrante con ayuda de un colador de malla). Una vez conseguida la textura deseada, reservaremos y dejaremos enfriar.


  • Vamos con el tercer relleno y el más fácil: Con el horno a 190 ºC ponemos las almendras en una fuente con papel sulfurizado o de horno unos minutos hasta que empiecen a tostarse sin quemarse, las removemos y dejamos otro poco para que se hagan bien por todos los lados. Dejamos enfriar y echamos en el robot o picadora (podemos reservar unas pocas para adornar la pastela al final). Trituramos, añadimos el azúcar glacé y removemos de nuevo para que se mezcle bien. Echamos el agua de azahar, removemos otro poco y reservamos la mezcla.




  • Si ya tenemos enfriado o templado el pollo, procederemos a desmigarlo bien, separando todo hueso o cartílago. Echamos la media cucharadita de canela en polvo, y mezclamos. Ya tenemos preparados los tres rellenos de nuestra pastela: pollo desmigado, huevo con salsa y almendras picadas con azúcar.


  • Vamos con la etapa más trabajosa de la receta: el montaje de las capas de pasta brick. Espero explicároslo bien para que entendáis la distribución de las capas. Sobre todo hay que tener en cuenta que vamos a pintar todas las capas con mantequilla derretida, por lo que la tendremos a mano. Con ayuda de una brocha de cocina pintamos un molde redondo desmontable de horno. Quitamos el primer papel de las hojas de brick y pintamos la hoja con la brocha. Ponemos esa hoja con el lado pintado hacia arriba (el de abajo se impregna al juntarse con el molde) y ajustamos al fondo del molde.
  • La siguiente capa será a base de ir pintando cada capa y ponerla boca abajo. Para esta capa usaremos 4 hojas que colocaremos en forma de cruz desde el centro del molde hasta fuera (quedará colgando por fuera del molde buena parte de cada hoja para al final poder cerrar la pastela con ellas).
  • Ponemos otra capa pintada de nuevo en el centro y echamos nuestro pollo desmigado. Extendemos y compactamos un poco presionando con la cuchara. Ahora pondremos una hoja pintada en el medio y otras 2 hojas desde el medio, una frente a otra.

  • Ahora añadiremos el relleno del huevo con la salsa, extendiéndolo y presionando ligeramente con la cuchara y pondremos otras dos hojas pintadas desde el medio, en esta ocasión en el eje contrario a las hemos puesto después que el pollo (para que tapen luego diferentes zonas al cerrarlo). Ponemos otras 2 hojas pintadas en el centro y ajustamos a la forma.

  • Ponemos el último relleno, el de almendras con azúcar y agua de azahar. Extendemos y compactamos con la cuchara. Ponemos otras 2 hojas pintadas en el centro.

  • Ahora, con ayuda de la brocha vamos a ir pintando poco a poco con la yema batida de huevo los sobrantes de las capas, doblando y cerrando poco a poco y pintando para que conserven la forma.

  • Precalentamos el horno a 180 ºC y ponemos la pastela unos 30 minutos en la bandeja del medio. Una vez pasado este tiempo, la sacamos del horno y dejamos templar un poco.
  • Cuando se haya enfriado un poco podemos adornarla con azúcar glacé, canela y unas pocas almendras tostadas que hayamos reservado antes. Desmoldamos con cuidado y podemos partir en porciones.

Como veis es una receta laboriosa pero da mucho de sí, ya que sale una buena cantidad y alimenta  bastante. Como toda receta de la zona norte de África es abundante en aromas y matices de sabor, con una curiosa combinación de dulce y salado y que no dejará indiferente a nadie. Si os gusta esta combinación deberíais animaros a cocinar el pollo con dátiles, con orejones de albaricoque o con higos, también muy típico de esa zona. Eso sí, esos guisos mucho mejor en el tahín... ¡¡Y si es de Safí, mucho mejor!!

lunes, 19 de febrero de 2018

Chana Masala (Garbanzos con verduras al Curry)

Hace años compartí piso con una pareja curiosa y muy simpática, el chico era español y la chica era de Suecia, y ambos habían viajado mucho por todo el mundo en plan mochilero. Eran vegetarianos, y me enseñaron un par de recetas que me gustaron mucho, unas hamburguesas de lentejas muy sabrosas y la receta que hoy os traigo: Chana Masala o Garbanzos al Curry.



Estos chicos hacían una versión más de andar por casa, elaborando una especie de pasta con el curry en polvo y nata líquida que en realidad estaba muy buena, pero investigando un poco por la red he descubierto que en realidad es un plato de comida típica del norte de la India, de la zona de Punjab, y que lleva una mezcla muy interesante de especias y de ingredientes característicos de la cocina india que le convierten en un plato especialmente sabroso con el que disfrutar de aromas y experiencias que nos transportarán a las calles de Nueva Delhi con cada bocado, así como durante el cocinado. Este es un plato válido para la dieta vegetariana, y supongo que lo podemos hacer vegano tan sólo sustituyendo la mantequilla clarificada por un par de cucharadas de aceite de oliva...

Esta claro que la dificultad va a ser conseguir ciertos ingredientes que no vamos a tener al alcance en nuestra tienda de barrio y alguno incluso ni tan siquiera en las grandes superficies (pasta de tamarindo, asafétida en polvo o "Hing", mantequilla clarificada o "Ghee"...). Si tenéis la suerte de vivir en una ciudad donde haya tiendas especializadas de comida oriental o con algún locutorio o bazar seguramente os será fácil conseguirlos, pero si no es así y aún os animáis a hacer la receta podéis seguir los pasos que os indico para conseguirlos online en el especial que dediqué en el blog a todo este tipo de ingredientes más "atípicos": En Busca del Ingrediente Maldito.

Vamos con el viaje directo a la India desde nuestra cocina, ya veréis que pasada de olores... Un apunte al respecto: si usáis Hing (asafétida en polvo) os podéis fiar del nombre en cuanto lo abráis, ya que sin cocinar es una especia que huele como a cebolla pasada, pero que esto no os eche atrás, una vez cocinada en la receta ese olor desaparece y se transforma en un aroma delicioso. Eso sí, una vez usada guardadla bien cerrada para que su olor en crudo no pueda contaminar el resto de vuestro especiero...

Ingredientes para 4 personas:

  • 200 gramos de garbanzos que pondremos a remojo en agua fría la noche anterior. Podríais usar garbanzos de bote, lavados y escurridos, pero ahí además de garbanzos comeréis también conservantes y componentes químicos además de un claro exceso de sal... Yo he usado garbanzo pedrosillano, que es el que más me gusta.
  • 1 tomate grande o 2 medianos.
  • 1 cebolla morada.
  • 1 pimiento verde italiano grande o 2 medianos.
  • Media cucharada sopera de pasta de tamarindo.
  • Media cucharada sopera de mantequilla clarificada (Ghee).
  • Media cucharadita de semillas de comino.
  • Media cucharadita de cúrcuma en polvo.
  • Media cucharadita de curry en polvo.
  • Media cucharadita de comino en polvo.
  • Media cucharadita de cilantro en polvo.
  • 1 cucharadita de chile rojo en polvo (si no sois amigos del picante podéis suprimirlo o bajar la cantidad si os gusta más suave).
  • 1 cucharadita de jengibre fresco rallado.
  • 1 pizca de asafétida en polvo (Hing).
  • 1 rama de canela.
  • 2 cardamomos enteros.
  • Cilantro fresco para decorar.
  • Sal.


Preparación:
  • El primer paso será cocer los garbanzos que tenemos a remojo, para lo cual los escurriremos. Ponemos una cazuela con agua suficiente y cuando hierva echaremos los garbanzos. No añadiremos la sal hasta el final de la cocción. Dejaremos que se cocinen durante unas 2 horas (podemos comprobar el punto de cocción a partir de la hora y media si queremos). Reservamos en un cuenco pequeño o en un vaso unas tres cucharadas de garbanzos ya cocidos y otras tres cucharadas del agua de cocción. Escurrimos y reservamos el resto de los garbanzos.

  • En una sartén grande vamos a calentar la mantequilla clarificada (Ghee) y añadimos las semillas de comino junto con los cardamomos y la rama de canela para que suelten bien los aromas. Picamos en tiras o plumas finas (juliana) la cebolla y el pimiento verde en bastones no muy largos y se la añadimos junto con el jengibre rallado. Salteamos unos segundos y añadimos la pizca de asafétida (Hing). Mezclamos bien.


  • En este momento añadiremos el resto de especias en polvo (cúrcuma, curry, cilantro, comino y chile). Mezclamos bien. Pelamos los tomates (ya sabéis, escaldarlos con un corte para que sea más fácil), los picamos en trocitos y los añadimos a la mezcla de la sartén. Cocinamos todo a fuego fuerte unos 6 minutos removiendo con frecuencia.


  • Echamos los garbanzos escurridos en la sartén y añadimos un vaso de agua. Cocinamos a fuego fuerte y removiendo durante otros 5 minutos. Pasado este tiempo bajaremos a fuego mínimo y lo dejaremos que cueza durante 8 minutos más, esta vez sin remover.


  • Con los pocos garbanzos y el agua que teníamos en el cuenco o vaso haremos un puré machacándolo bien (no hace falta que esté perfectamente triturado, con que se rompan un poco los garbanzos y hagan una especie de pasta nos vale para que espese un poco) y lo mezclamos con la pasta de tamarindo. Añadimos esta pasta a la sartén y mezclamos todo bien. Ahora deberemos dejar que se cocine a fuego lento hasta que se haya evaporado el agua (se trata de un plato sin salsa, las especias y verduras se juntan con los garbanzos pero sin salsa líquida apenas). Comprobamos de punto de sal y servimos en cuencos o platos hondos. Podemos antes de servir las raciones individuales separar la rama de canela pero de los cardamomod olvidaros, ya que se habrán abierto e integrado con los demás ingredientes. Adornamos con unas hojas de cilantro fresco si tenemos (yo no tenía y he aprovechado la ramita de canela) y dejamos que nuestros sentidos disfruten a raudales.




Y aquí tenemos un plato bien rico y sano que hará que nuestra casa huela durante unas horas como si hubiésemos viajado a la India en unos minutos. Toda una grata experiencia que seguro disfrutaréis si os animáis a hacer esta rica receta.